Que es la Dimensión Social de las Empresas

Los tiempos están cambiando en todo el mundo. La globalización ha traído consigo mayores flujos internacionales de personas, inversiones y mercancías. Ha abierto las fronteras y fomentado el desarrollo de tecnologías, generando sociedades cada vez más intercomunicadas, con disponibilidad inmediata de información de todo tipo, tanto veraz como falsa. Hoy la gente tiene más acceso a lo que pasa en todas las latitudes, y a las tendencias que se van imponiendo en diferentes partes del mundo. En este contexto, la evolución cada vez más rápida y constante de la sociedad y de la manera de hacer las cosas en la era de la hiperinformación obliga a adaptarse o quedar rezagados y, eventualmente, desfasados.

A partir de la crisis mundial de 2008, se gestó un descontento social generalizado por las fallas y malas prácticas del sistema. La inconformidad con los abusos de poder, corrupción y concentración de beneficios para las élites, entre las que se suele incluir al sector empresarial, se ha generalizado a nivel global. Desde entonces, incrementó el hartazgo por la inequidad social, la falta de acceso a servicios y oportunidades, la concentración del ingreso y la decreciente movilidad social.

La indignación aumentó en los años posteriores al revelarse escándalos de corrupción que involucraron a tomadores de decisiones de gobiernos, y evidenciaron actividades ilícitas de empresas tanto globales como nacionales y sus líderes. Tal es el caso de países como Corea, Japón, Guatemala, Brasil, India o Egipto; y de casos como Odebrecht o los “Panama Papers”, entre muchos otros.

Estos casos, aunados a la falta de consecuencias, han incrementado el número e intensidad de las protestas sociales en todas las regiones del mundo. La sociedad ha tomado un papel más activo para exigir mejores condiciones políticas, sociales y económicas, conscientes de que su movilización puede generar cambios reales. Estas movilizaciones han llegado ya a derrocar gobiernos y a líderes empresariales. El descontento ya no tiene ideología, va contra izquierdas y derechas, y contra todos los actores del sistema.

2019 ha sido un año particularmente plagado de protestas, varias de ellas altamente efervescentes. Estas demostraciones han sido de naturalezas distintas; por ejemplo, aquellas motivadas por deseos de autonomía como Cataluña, Hong Kong o Brexit; o aquellas por problemáticas con profundas raíces históricas, como en algunos puntos de Medio Oriente.

En América Latina, los factores principales de protesta han sido corrupción, situación económica, inseguridad y crisis políticas; como podemos apreciar actualmente en Chile, el país con mejores indicadores de la región, Colombia, Perú, Bolivia, Ecuador o Haití. No es sorpresivo pues la región tiene los índices más altos de violencia a nivel mundial, así como los mayores niveles de desigualdad.

México no está blindado ante esta convulsa realidad global y regional. Durante mucho tiempo pudimos abstraernos de los conflictos de la región. Nuestro país fue cambiando a un ritmo propio, más pausado y menos disruptivo. Hoy, en la era de la inmediatez, ya no podemos escapar a la realidad internacional.

Los excesos de poder y la corrupción se han hecho más y más evidentes durante los últimos años; así como las profundas problemáticas sociales de pobreza, desigualdad e inseguridad. Las marchas y protestas crecieron en la última administración a niveles no vistos antes; y hoy continúan. 2018 fue un amortiguador que logró retrasar una crisis social; pero los problemas siguen presentes. Los índices de violencia e inseguridad están en su máximo histórico, la pobreza no ha bajado, y la polarización no cesa. Más temprano que tarde, la realidad nos alcanzará si no logramos entender la necesidad de un cambio urgente.

Es claro que, en este contexto, los roles tradicionales de los diversos sectores de la sociedad se están modificando. El reto para el sector empresarial es claro, debemos entender esta nueva realidad social tan disruptiva y dinámica, y dar respuesta adecuando la economía de mercado y la libre competencia. No sólo porque para toda posibilidad de negocio es necesario conocer y entender al universo de consumidores, sino porque esta nueva realidad exige mayor participación y asumir nuevos roles y acciones desde el sector privado. Somos interdependientes; en la medida en que la sociedad progrese, los negocios prosperarán.

Es el momento de demostrar un compromiso de solidaridad ante esta realidad, y participar en la construcción de mejores condiciones y calidad de vida para la sociedad, en la generación de inversión, riqueza y empleo con visión social, que traigan más oportunidades y mayores niveles de bienestar. El empresariado es un sector clave de la sociedad, y como tal debemos asumir nuestro papel como copartícipes de su desarrollo.

Es el momento de replantear la dimensión social y el sentido de las empresas mexicanas; de reformular nuestra relación con la sociedad para trabajar en la consolidación de un país más justo, inclusivo, responsable y sostenible. Por ello, adoptamos los siguientes principios:

  1. Construir una relación de confianza y credibilidad entre el sector privado y la sociedad. Debemos tomar medidas urgentes para conectar mejorcon la sociedad y con nuestros consumidores, mediante acciones concretas y no sólo a través de estrategias de comunicación.
  2. Profundizar nuestro compromiso con nuestros colaboradores. Si bien nuestra actividad económica como empresas permite ofrecer oportunidades de empleo formal, es el esfuerzo y trabajo de nuestros equipos el que permite consolidar y hacer crecer a las empresas. Nuestros colaboradores son nuestro principal activo. La productividad debe mejorar y nuestros colaboradores deben percibir retribuciones justas para vivir cada vez mejor, sacar adelante a sus familias y asegurarles mejores condiciones a las generaciones futuras. Debemos cumplir con las obligaciones patronales sin simulaciones, y proveerles cada vez más oportunidades de empleos formales, crecimiento y desarrollo profesional y personal. Sólo así se logra la lealtad y el compromiso para que con su trabajo impulsen el éxito de las empresas. Nuestros colaboradores, y sus familias, son nuestra comunidad. Lo que vivan dentro de sus lugares de trabajo tiene un impacto directo en sus propios hogares, y en sus comunidades.
  3. Ser ejemplo de integridad y ética. El Estado de Derecho lo tenemos que construir todos. Debemos respetar y promover en todo momento la cultura de la legalidad, trabajando siempre dentro de los marcos legales y normativos vigentes. Esto significa también cumplir con todas nuestras obligaciones fiscales y contributivas, para coadyuvar a asegurarle recursos suficientes al Estado mexicano para proveer los servicios a los que está obligado. Servicios que son en beneficio de la sociedad, y de nuestros propios negocios. Por eso, profundizaremos la difusión y socialización del Código de Integridad y Ética Empresarial, e impulsaremos la adhesión del mayor número posible de empresas de todos los tamaños, así como de las diversas organizaciones de representación empresarial.
  4. Modernizar la cultura empresarial mexicana En una era tan dinámica como la actual, es fundamental conocer y entender las nuevas formas y tendencias empresariales a nivel mundial para forjar empresas de todos los tamaños, mucho mejor organizadas, más modernas y competitivas. Empresas realmente cercanas a lo que hoy la sociedad demanda, no sólo en términos de la oferta de productos y servicios, sino en cuanto a un comportamiento vanguardista y correcto. Para esto, el Código de Principios y Mejores Prácticas de Gobierno Corporativo es un instrumento fundamental, por lo que impulsaremos la adopción de sus principios, en la medida de las posibilidades de las empresas según sus distintos tamaños.
  5. Asegurar que las empresas grandes asuman un compromiso real con las micro, pequeñas y medianas empresas, y con la creación de cadenas productivas. Aquellas empresas que más oportunidades han tenido de desarrollarse y crecer deben ayudar a que más empresas de menor tamaño se beneficien de sus actividades, para potenciar así sus industrias. Algo crucial es cumplir en tiempo y forma con los pagos a estos proveedores. Esas empresas requieren mucho mayor liquidez y viven de esos contratos, por lo que los retrasos en el cumplimiento de los contratos pueden quebrarlos; mientras que pagar a tiempo no implica costo adicional para las contratantes. También es indispensable facilitar la transferencia de tecnología y conocimiento de las empresas grandes hacia las micro, pequeñas y medianas, que les permita modernizarse y consolidarse para ser más competitivos, e invertir aún más.
  6. Demostrar nuestra obligación moral con la sociedad, empezando por nuestras propias comunidades. Nuestro negocio no puede sólo enfocarse en obtener ganancias económicas. Como sector empresarial debemos participar en el mejoramiento continuo de las condiciones de vida de los mexicanos. Es gracias a nuestros consumidores que nuestros negocios son viables. Por eso, debemos contribuir al desarrollo permanente de nuestras comunidades, particularmente aquellas con necesidades más apremiantes o que se han visto en desgracia.
  7. Asumir y promover la inclusión, la diversidad y el respeto irrestricto a los derechos humanos, fomentando la tolerancia y el pensamiento crítico. Debemos condenar cualquier tipo de violencia y abusos en los lugares de trabajo. Todo esto enriquece a las empresas y las ayuda a crecer; además de generar un ambiente positivo en el que nuestros colaboradores se sienten incluidos y realmente parte de sus empresas.
  8. Privilegiar la sustentabilidad en nuestras actividades económicas. La sostenibilidad de nuestros negocios depende de ello. Debemos transitar a modelos productivos más armónicos con el medio ambiente y a un uso más consciente de los recursos naturales. Modelos que minimicen los desechos y residuos, y que fomenten la cultura de la economía circular. Comunidades más limpias, generan sociedades más saludables.
  9. . Los cambios y las disrupciones se aceleran actualmente debido a la tecnología. Por eso debemos impulsar la industria 4.0 y fomentar ecosistemas de innovación social y económica, con el propósito de crear mayores beneficios y eficiencia para todos. Nos comprometemos a incorporar el uso responsable de las tecnologías en nuestros procesos, y facilitar su uso para nuestros colaboradores y comunidades. Además de crear mayores sinergias con instituciones académicas para promover capacitación, innovación y desarrollo.
  10. certidumbre jurídica y económica para las inversiones. Debemos organizarnos y actuar con audacia, pero con estrategia y oportunidad. Incidir positivamente en las políticas públicas para beneficio del país, y fortalecer el libre mercado. Siempre marcando de manera clara los puntos en los que divergimos, y señalando firmemente cuando haya acciones que perjudiquen los entornos de negocios y el bienestar de la población.

Es el momento de trabajar juntos por México, empresariado, sociedad y gobierno para erradicar la pobreza extrema, combatir la corrupción y generar inversiones que permitan potenciar el crecimiento.